martes, 24 de agosto de 2010

Jamás cantaremos con ellos así

Hoy me desperté con el sonido que consideré el más esperanzador en cualquier otra mañana que recuerde; en la radio el noticiero anunciaba  desde Chile el contacto de las autoridades con los 33 mineros atrapados desde 17 días antes, un derrumbe los sepultó en un pozo de 688 metros,  en la Mina San José, al norte del país.
En el audio, el ministro de minería Laurence Golborne hablaba con Luis Alberto Urzúa, líder minero, le daba ánimos, les preguntaba cómo estaban y les informaba a través de la línea telefónica que les harían llegar agua y comida.
La alegría en esa llamada remató en el grito "Chile, Chile" entonces desde lo más profundo de la tierra sonó: el grupo de mineros se convirtió en coro, en un coro que entonaba su himno nacional...
Lloré, lloré de escuchar semejante unión, lloré porque imaginé una alegoría de la lucha de un pueblo desde lo más profundo de la tierra, además lloré porque se que aquí jamás podremos cantar así nuestro himno nacional, jamás  lo haremos junto con el secretario de trabajo, jamás junto al Presidente, jamás... lloré porque se que jamás lo podrán hacer los mineros de pasta de Conchos, aquellos que quedaron neciamente sepultados, impune y criminalmente abandonados a su suerte.

Afuera del yacimiento de oro y cobre, el presidente chileno Sebastián Piñera estaba para informar a los familiares y al país la suerte que corrieron los mineros. Aqui en mi México, el presidente desde un papel informará al pueblo la suerte echada para todos nosotros, me levanté sabiendo que nosotros jamás cantaremos con ellos así.

   Mineros chilenos

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